El paciente estaba aparentemente dormido en la cama. Los médicos y sus asistentes entraron en la habitación para hacer el diagnóstico. Llevaba cinco meses sin despertar. Le tomaron el pulso, la tensión, normales. Con una
linternita comprobaron la reacción de su pupila. Le cogieron la mano y la dejaron caer. Mientras le preguntaban su nombre y detalles personales comprobaron pequeños gestos con la mano que acababa de caer a un lado de la cama.
Está dormido, concluyeron.